¿Cómo suenan los clásicos del rock latino en versión merengue, vallenato o cumbia? Bajo esta apuesta se pensó el nuevo álbum de Virgin Mobile Colombia, titulado ‘De best of de best. Rock latino con los meros meros’.
Gracias a esta iniciativa, voces que en un principio pueden considerarse dispares, como la del baladista Billy Pontoni, el cantante de despecho Giovanny Ayala o el cantautor llanero 'El Cholo' Valderrama, se unen en un mismo álbum para recordar a los clásicos del rock hispanoamericano.
El resultado de este experimento conjuga la nostalgia de la generación del rock latino con las voces más tradicionales de la música popular.
Atado a un sentimiento, Alci Acosta
El álbum inicia con este tema original de Miguel Mateos del año 1987, interpretado por la voz de Alci Acosta, uno de los boleristas más importantes del panorama musical colombiano.
No conforme con la copa rota, Alci rompe magistralmente las expectativas con una versión que recuerda la decadencia del desamor en una cantina.
Mal bicho, Lisandro Meza
Parte del álbum Rey Azúcar, uno de los productos discográficos más importantes de Los Fabulosos Cadillacs.
Mal Bicho cuenta, originalmente, con la colaboración de Mick Jones (The Clash), razón por la que, seguramente, nadie esperaba que fuera Lisandro Meza quien, 19 años después, le diera el toque cumbiero a una de las canciones más tradicionales del rock en español.
Gimme the power, Nepentes y Fruko
Un baterista estadounidense se une a un grupo de mexicanos para despacharse en insultos contra los gringos y su cultura. Así de disímil es la combinación que interpreta Gimme the power en este álbum: Fruko, institución de la salsa colombiana, y Nepentes, una de las apuestas del rock pesado de Medellín.
El resultado es una versión salsera de Gimme the power, que a nivel instrumental se destaca, pero vocalmente no consigue diferenciarse positivamente de la versión original.
Florecita rockera, Leonor González Mina
Pese a reunir voces y géneros totalmente distintos, el álbum consigue producir una sensación de continuidad, cualidad que es evidente cuando se llega al track número 4.
Florecita Rockera, tema original de Aterciopelados, es interpretado por La Negra Grande de Colombia, una de las mayores folcloristas del país. En más de cuatro minutos, Leonor González canta en diferentes tempos, iniciando con una melodía suave que recuerda a los cantos de alabaos de las comunidades afrocolombianas, siguiendo con una melodía más tropical y finalizando con una voz casi gutural que afirma: “¡Soy un picaflor!” Y sí que lo es.
Devuélveme a mi chica, Billy Pontoni
No cabe duda de que Billy Pontoni es la voz perfecta para entonar una de las canciones más dramáticas y, a la vez, rebeldes del rock en español. Un cantante que ha conjugado siempre la rebeldía de su rockero interno con los lamentos de sus baladas, trae esta versión de Devuélveme a mi chica, en la que no duda en alardear del vibrato que siempre lo ha caracterizado.
Mi agüita amarilla, Alfredo Gutierrez
Aunque, seguramente, no existe un personaje mejor que él para interpretar una canción tan extrovertida como Mi agüita amarilla, Alfredo Gutiérrez no logra que este tema se destaque sobre las demás canciones del álbum.
Con el humor característico de la versión original, este músico ha adaptado una melodía pop a su propio estilo de vallenato y cumbia, pero se extrañan los aportes creativos que los demás artistas del álbum sí se atreven a plantear.
Mil Horas, 'El Cholo' Valderrama
Un arpa reemplaza el sonido del teclado –tan característico de Los Abuelos de la Nada– y consigue dejar atrás al Calamaro de Mil Horas, para dar protagonismo a 'El Cholo' Valderrama, maestro de la música llanera.
El track número 7 es una versión lenta de una de las canciones más emblemáticas del rock argentino, en la que se rescatan las notas musicales y los juegos vocales propios del joropo. Un indudable acierto del álbum.
El baile de los que sobran, Giovanny Ayala
El sonido de los teclados que tanto odió Claudio Narea -guitarrista de Los Prisioneros- es reemplazado por un acordeón norteño, pero ninguna apuesta creativa logra derribar al icónico ladrido de perro que inicia la canción.
Por otro lado, aunque el tema no implica gran exigencia vocal, desafortunadamente la voz de Giovanny Ayala no se escucha con el nivel necesario para interpretar una de las canciones más importantes de la música popular chilena. Un gran desacierto.
En la ciudad de la furia, Omar Geles
Justo en el año en que el mundo tuvo que despedir a Gustavo Cerati, el cantante de vallenato Omar Geles se ha atrevido a hacer una versión de En la ciudad de la furia, un tema que ya tenía un lazo con Colombia desde su interpretación en el MTV Unplugged de Soda Stereo, junto a Andrea Echeverry.
Al igual que Mi Agüita Amarilla de Alfredo Gutiérrez, esta canción no es más que una adaptación forzada a un género distante del original, sin muchos aportes creativos de parte del artista.
Señor Matanza, Dragón y Caballero
Conservando la identidad urbana de la banda francesa Mano Negra, el dúo Dragón y Caballero inserta algunas notas caribeñas y se arriesga con esta versión de Señor Matanza.
Sorprende positivamente esta interpretación, teniendo en cuenta que Armando Páez y Donny Caballero, integrantes del dúo, son los artistas con menor trayectoria entre los colaboradores del álbum.
La muralla verde, Wilfrido Vargas
Uno de los merengueros más importantes de América Latina interpreta el último track y la cuarta canción argentina del álbum. Esta versión de La muralla verde, canción original de 1986, rescata otros sonidos que también fueron propios de la década de los 80: palabras pegajosas que se repiten incesantemente y voces distorsionadas y digitalizadas.
El tema finaliza con la repetición de la palabra “espectacular”, al mejor estilo del merengue de los 80.
Fuente: www.revistaarcadia.com
Por: Diana Melo Espejo